Mi príncipe azul

17:11


Les dejo una linda historia de amor!!


Mi príncipe Azul

Inhalar, exhalar era lo que me repetia cada vez que salía y veía a las parejas juntas, demostrando su amor, mientras yo siempre los miraba desde lejos, sin saber cuando iba a poder estar en el lugar de ellos.
¿El amor existe? ¿Llegará para mí? ¿Por qué nadie en mi vida me ha querido? Era las preguntas que siempre me hacía, pero que nunca tenian respuesta, ¿Novios? Tuve, claro que tuve, el primero, Franco, yo tenía dieciséis años, era inexperta e insegura, era la típica nenita a la cual nadie le daba bola, solo su mejor amigo, pero él me miró más adentro que los demás, o eso creía yo, salimos tres meses, y yo me rendí a sus pies, y cuando consiguió enamorarme me abandono por una rubia de piernas enormes, y como siempre caí en mi cama llorando abrazada a mi incondicional mejor amigo, Pablo, luego y por ultimo Gastón, un compañero de rugby de Pablo, me habló en la fiesta del cumpleaños de dieciocho y desde ese momento no paré de pensar en él, en su sonrisa canchera y en sus ojos azules, salimos por un año, pero esta vez el dolor al desengaño fue mucho más fuerte cuando le vi en una fiesta besándose con otra chica, y ahí sentí el suave tacto de alguien que acariciaba mis manos suavemente mientras mis lágrimas caían por mi rostro a mares, mi amigo como siempre, estaba a mi lado para abrazarme quererme y poder sacar una sonrisa… sí, hace mucho que el único hombre en mi vida es Pablo, mi mejor amigo desde la cuna.
Siempre soñe con el amor a primera vista, el principe azul y el final feliz, pero son solo sueños, y muchas películas, sobre todo las de Disney.
Suspiro, y miro a la pareja que está sentada frente a mí, ella una linda morena de ojos verdes acaricia a su novio, un rubio de ojos azules mientras se daban un beso demostrandose todo el amor que se tenian, y con esto volví a suspirar, y decidí mirar para otro lado aunque en todos lados habían parejas, “el amor está en el aire” pensé, para todos menos para mi, y en ese momento, vi llegar a mi mejor amigo, y le analicé lentamente mientras se acercaba, venía como siempre muy bien vestido, unos jeans con una camisa blanca y zapatillas vans, su pelo bien cortito, se podria decir peladito, y  por primera vez lo miré como un chico mientras el me mostraba su mejor sonrisa…

-          Llegamos un poquito tarde – Le dije

- Lo siento Cami, se me hizo tarde…

Suspiré y me miró

-¿Lo mismo de siempre?

-¿Qué?- pregunté confusa, estaba tan metida en mis pensamientos que me había olvidado que mi amigo se encontraba a mi costado izquierdo

-Si piensas en el amor, como siempre Cami

-Solamente pienso.

Hacía semanas que había entrado a una de estas páginas web donde te ayudaban a encontrar a tu media naranja, no me convencia mucho pero por ahí podía conocer a alguien que valierala pena, esta misma tarde tenía una cita, había quedado con él en la estación de trenes, era a ciegas, por no saber no sabía ni su nombre, solo que llevaría una camisa roja y en su mano el libro de “los juegos del hambre” de Sazanne Collins, mi preferido, su preferido, y yo, yo también iría de rojo y con el mismo libro en mano.
Me vestí a toda prisa me miré en el espejo y suspiré,  llegué a la estación de trenes un poco temprano, sonreí y comencé a caminar, y en un momento me despiste choque con alguien de espaldas y mi libro calló al suelo, así que me agache a agarrarlo, pero vi como unas fuertes manos lo agarraban también, era “ese desconocido” con el que me choqué, y subí la mirada lentamente desde sus pies, y mi corazón se paró al ver en su mano el conocido libro y su pecho cubierto por una camisa roja, y cuando llegue a su cara la sorpresa fue más grande aún.

-Tú- dijo sin darme tiempo a reaccionar

-Pablo- dije riendo

-Así que vos mi media naranja- dije riendo

-Ya decía yo que no había nadie en el mundo que se pudiera parecer tanto a mí, excepto tú…

Fuimos al cine, cenamos juntos, y me acompaño paseando a mi casa, mientras hablábamos sobre cine, si algo nos podía era el cine, el reía siempre porque me decía que era una romanticona, que solo veía comedias románticas, y que tenía que ver más allá del amor, tenía que ver buen cine, y diferente.
-          Tengo muchas películas para recomendarte – me dijo
-          Cuando quieras las podemos ver juntos
-          Luego miro fijamente mis labios – No te enojes, me dijo
-          ¿Qué...

Pero nunca llegué a terminar de hablar, porque el me besó,  fueun beso realmente diferente, al cual me uní rápidamente, y sin deseos de que acabara, y eso mismo fue lo que produjo una confusión dentro de mí, que estaba besando a mi mejor amigo, intenté separarme, pero todo me lo prohibía.

-¿Te molestó?

-¿Qué me besaras?

-Si

-No, no me molestó- dije sonriendo

- Y crees que te va a molestar si lo vuelvo a hacer?

-          Me molestaría si no volvieras a hacerlo- dije mientras sonreíamos.

Y ese día me di cuenta de que realmente no tenemos que buscar un príncipe azul porque no existe, no existe la persona perfecta, existen personas que la rozan con los dedos, existen personas que nos quieren, la cosa no es buscar la perfección, sino el afecto, el cariño y la comprensión, de eso se trata el amor, de no ser superficial ni soñadora, los cuentos de hadas no existen, porque esto es la vida real, y tenemos que adaptarnos a lo que hay, poniendo solamente los pies sobre la tierra…-comencé a decir a mi paciente, una pobre soñadora con problemas en el amor, por que buscaba el príncipe azul, y así recordé y así vi a esa joven estudiante de Psicología de cuatro años atrás, esa que un simple día vivió su propio y renovado cuento de hadas, donde no existía la perfección ni la frivolidad, solo la vida real y dos corazones con ansias de cariño...



Autora: María Delfina Land

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